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LIBRO USADO EN PERFECTO ESTADO PUBLICACIONES DEL INSTITUTO CARO Y CUERO 218 PAGINAS.
Desde el momento en que los trabajos arqueológicos comenzaron a sacar a la luz las realidades materiales del mundo micénico, cuyo impulso procedía del interés de Schliemann por encontrar los escenarios de los poemas homéricos,
los objetivos de la investigación histórica se definían en ese sentido.
Las correspondencias y los desfases se han ido poniendo de relieve en
una sucesión de trabajos caracterizados por posturas bipolarizantes. Las
mismas actitudes han presidido en gran medida las preocupaciones de
quienes se acercaban con ánimo de desentrañar la realidad histórica a
las tablillas micénicas, una vez descifrada la escritura lineal B. Los
resultados son cada vez más matizados frente a la bipolaridad que sólo
admitió el reflejo de la realidad o la falsedad mitificadora como
actitudes contrapuestas. Los poemas son el producto vivo del final de
la Edad Oscura. Sin embargo, también se detectan los rasgos de una estructura monárquica
de tipo palaciego, en la figura del ánax, equiparable al wa-ne-ka-te de
las tablillas, señor de poder soberano cuyo título se aplica igualmente
al señor de dioses y de hombres, a Zeus, sublimación del poder monárquico, aunque a veces su casa se parezca a la hacienda de un noble de los inicios de la época arcaica.
Las tablillas tratan de un ra-wa-ke-ta, que se interpreta como
conductor del laós, del pueblo en armas, ayudante del rey que, aunque
carece de correspondencia léxica en los poemas, puede identificarse con
el papel de Héctor, jefe guerrero junto al rey Príamo,
retirado del combate. El basileus homérico, especie de rey subordinado
al ánax, puede tener su equivalencia en el pa-si-re-wa. Todo ello, sobre
la base de que en la escritura lineal de base silábica, cada una de las
sílabas expresada en transcripción entre guiones, refleja
imperfectamente la fonética griega
y no distingue, por ejemplo, entre -r- y -l-. La ke-ru-si-ya micénica
equivale sin duda a la gerousía, reunión de gérontes, que de ancianos
han pasado a identificarse con la nobleza de los héroes guerreros. Con
todo, el análisis preciso de las realidades que subyacen a esos
términos, así como el estudio del conjunto histórico, llevan a autores
como Finley a considerar mucho más significativas las diferencias que
las similitudes. La época ha cambiado sustancialmente. La realidad
micénica aparece, por tanto, como pura arqueología y lo que se revela en
los poemas es la preocupación de los habitantes de la Grecia del siglo
VIII o VII por dar un nuevo valor a su propio pasado. Esta preocupación
despierta un espíritu anticuario que hace recuperar recuerdos lejanos, a
veces en una confusión donde los anacronismos resultan el elemento más
significativo.